Alguien dijo una vez: Los elogios son el pegamento que mantiene unidas a las personas. Con tanto que hay por allí obrando en contra de las buenas relaciones, es muy poco lo que hay que hacer: una palabra amable aquí y allá, lograrán muchísimo.
«Mamá, te ves muy hermosa hoy. Gracias por preparar una cena tan rica». O, «Te fue muy bien en tu proyecto la semana pasada». Son elogios breves, naturales, pero que pueden mantener fuerte y sana tu relación.
Casi todas las veces que termino de hablar en público, al bajar de la plataforma allí está Victoria, diciéndome: «Joel, estuviste grandioso hoy». Es probable que esa haya sido mi peor predicación, pero a Victoria no le importa. Ella me alienta igual.
Bajamos de la plataforma el otro día y Victoria me dijo: «Joel, estuviste espectacular». Me sentí tan bien. Pero el domingo siguiente, volvió a decir: «Joel, estuviste muy bien». «¿Qué quieres decir con muy bien?», pregunté fingiendo incredulidad. «¿No dirías que estuve espectacular?» Victoria rió y miró hacia arriba. ¡Ella sabe que me malcría!
No escatimes los elogios, dilos siempre en voz alta. Recuerda que con el pensamiento no bendecirás a nadie. Claro que puedes pensar cosas buenas de alguien todo el día, pero para la otra persona, esto no significará nada. Tienes que decir lo que piensas, día tras día. Intenta encontrar a alguien a quien elogiar el día de hoy, alguien a quien puedas edificar. Si el camarero en el restaurante se esmera, no pienses que es bueno. Díselo. «Gracias por ser tan buen camarero y por atendernos tan bien». Esas palabras positivas podrán cambiar el día del hombre.
Nuestra sociedad desborda de críticos, cínicos y buscadores de defectos. Muchos te señalarán lo que haces mal, pero muy pocos se tomarán el tiempo para indicarte qué es lo que haces bien.
No quiero vivir así. Voy a dar, no a recibir. Quiero edificar a la gente, no derribarla. Voy a esforzarme por dejar cada lugar en mejores condiciones de las que tenía antes de que yo pasara por allí
viernes, 18 de enero de 2013
martes, 8 de enero de 2013
2 Timoteo 2:21
Así que, si alguno se limpia de las cosas de este mundo, sera instrumento para honra, santificado, útil al Señor y dispuesto para toda buena obra.
lunes, 7 de enero de 2013
Una bueeena frase !
A menudo he deseado ser un hombre mas devoto de lo que soy. No obstante, en medio de las mayores dificultades de mi administración, cuando no podía ver otro recurso, ponía toda mi confianza en Dios, sabiendo que todo saldría bien y que El tomaría la decisión correcta. -Abraham Lincoln.
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